Detrás de cada lucha hay una historia que merece ser contada.
La nuestra nació desde el amor de una madre, la empatía de una familia y la valentía de no quedarse callados ante la injusticia. Hoy, esa historia impulsa cada paso que damos como fundación.

En 2011 inicié como voluntaria en un centro de niños con discapacidad en San Manuel, Cortes. Estando como voluntaria mi hijo Isaac Alejandro fue diagnosticado con Autismo Leve, buscamos explicación porque desconocíamos lo que enfrentábamos, el llamado de atención surgió debido a las diferentes dificultades que presentaba el niño en la escuela, donde nos indicaron que el tenía dificultades de aprendizaje y un comportamiento más activo y diferente a los demás niños. Fue así como inicio nuestra propia historia que cambio la perspectiva de como veníamos viviendo y viendo el mundo, nos dimos cuenta junto a mi esposo, Padres y hermanos la falta de inclusión que existía para las personas con alguna condición especial en Honduras, ya que buscamos explicación, ayuda y fueron pocas las opciones y respuestas.
Pero fue una situación en especial que me marco para decidir crear una iniciativa en ese entonces enfocada en trabajar en temas de Discapacidad, tuve que luchar para que mi hijo pudiera ser aceptado para estar presente en los actos de graduación del kínder, la directora lo discrimino y utilizo palabras ofensivas para referirse a mi hijo, actuamos junto a mi Madre y esposo nos acercamos a la Fiscalía de la Niñez, quien al final nos dijo que la directora tenía relaciones familiares y políticas muy importantes y que sería difícil intervenir, pero aun así enviaron inspectores que en la escuela no permitieron su ingreso, en Honduras el poder de los contactos representa en muchos casos que se quedan en la impunidad, aun viendo esta triste realidad, decidí continuar intentando y llame al Ministerio de Educación y fue que en mi insistencia increíblemente que surgió un milagro y me pasaron al mismo Ministro de Educación en ese entonces el Dr. Marlon Breve quien me escucho y muy amablemente me dio unas instrucciones y atendió el caso, logro intervenir para brindar a mi hijo el derecho que tenía de estar en sus actos de graduación de la escuela como los demás niños.
Aun así, la directora decidió como venganza entregarles medallas a todos los niños, menos a mi hijo. Esta situación marcó para siempre mi vida y decidí dejar mi empleo y dedicarme a la labor social para motivar y abrir oportunidades no solo para mi hijo, sino para otras poblaciones vulnerables en Honduras que igual que las personas con discapacidad y de las etnias, sufren discriminación también como algunos sectores de mujeres, descubrir una pasión en mí por el servicio y Liderazgo social, y fue así que decidí trabajar para impulsar las habilidades y proyectos a través de la educación, el emprendimiento, el voluntariado y la vinculación internacional. Ha sido muy difícil lograr incidir en temas educativos, ya que el sistema educativo en Honduras es muy blindando y difícil de acceder a sus autoridades para proponer propuestas y alternativas extracurriculares e innovadoras para generar una inclusión real en los centros educativos tanto públicos como privados en sus niveles, pero eso no nos ha detenido para buscar impactar en esta población hemos logrado desde otras áreas realizar diferentes programas sociales y de voluntariado para asistir con donaciones y atención de especialistas médicos y en educación a niños y jóvenes con discapacidad en alianza con centros de atención a la discapacidad y organizaciones internacionales en USA y Europa.

Aun siendo un emprendimiento social, pasamos por las mismas dificultades que ocurren en el camino de un emprendedor cuando decide iniciar un proyecto sobre todo con objetivos de impactar de manera colectiva estando en un país con muchas necesidades en temas sociales, económicos, educativos y políticos. Gracias a mucho esfuerzo, pasión y trabajo logramos destacar con nuestra iniciativa tanto así que hicimos eco en organismos de cooperación internacional, universidades e instituciones de apoyo al emprendimiento social que me brindaron una formación importante y de alto nivel por medio de becas en diferentes países, reconocimientos, premios, capital semilla, exposición en medios nacionales e internacionales que mostraron lo que estábamos realizando en el anonimato y esto nos acercó a mejores posibilidades de aprendizaje, ordenar nuestro modelo de impacto, realizar y formalizar conexiones importantes, y la obtención de fondos no reembolsables que nos permitieron materializar nuestro sueño de ser una fundación.
Voluntarias brindando apoyo terapéutico a un
niño con discapacidad
Entrega de alimentos a comunidades vulnerables
en Honduras
Emprendedora garífuna mostrando productos artesanales
Grupo de voluntarios de Honduras Social reunidos en
jornada de impacto
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